Tarta de Queso de La Viña

La tarta de queso de La Viña se ha convertido en un fenómeno mundial. No es exageración: este postre que nació en un restaurante del Casco Viejo de San Sebastián ha traspasado fronteras y hoy es replicado en cafeterías, restaurantes y hogares de medio planeta. Su popularidad se debe a tres cosas:

  1. Su sencillez: pocos ingredientes, todos fáciles de conseguir.
  2. Su sabor y textura: cremosa, fundente, ligeramente caramelizada en la superficie.
  3. Su estética rústica: no necesita decoración perfecta ni glaseados.

En esta guía recorreremos la historia de la tarta, los secretos detrás de su éxito, la receta paso a paso explicada al detalle, variaciones modernas, trucos de horneado, formas de servirla y hasta consejos de conservación. Prepárate, porque al terminar de leerla no solo sabrás cocinarla, sino también entenderla y disfrutarla al máximo.

1. El origen de la Tarta de Queso de La Viña

La historia comienza en el restaurante La Viña, ubicado en la calle 31 de Agosto del Casco Viejo donostiarra. Este local, regentado por Santiago Rivera, era conocido por su cocina casera vasca y sus pintxos, pero fue en la década de los 90 cuando la tarta de queso comenzó a tomar protagonismo.

La receta nació de la búsqueda de un postre sencillo, hecho con ingredientes comunes y que gustara a todo tipo de paladares. Lo sorprendente es que no se inspiró en las clásicas tartas de queso americanas con base de galleta, ni en las centroeuropeas con cuajadas o ricotta. Era algo nuevo: una tarta horneada a alta temperatura, sin base, cremosa en el interior y dorada por fuera.

El boca a boca hizo el resto. Los comensales quedaban fascinados, pedían la receta, la replicaban en casa… y cuando llegaron las redes sociales, la fama explotó. Hoy, buscar “Basque Cheesecake” en inglés arroja miles de resultados en blogs, canales de YouTube y restaurantes de todo el mundo, desde Nueva York hasta Tokio.

2. Los ingredientes: sencillos pero poderosos

Uno de los grandes aciertos de esta tarta es que no exige ingredientes raros. Todo lo que lleva lo encuentras en cualquier supermercado. Pero la clave está en la calidad y proporción.

Queso crema

El corazón de la receta. Tradicionalmente se utiliza Philadelphia, aunque hoy hay marcas genéricas que funcionan igual. Es importante que sea queso crema natural, sin hierbas ni sal añadida. La textura cremosa del queso es lo que da cuerpo y sabor.

Huevos

Se necesitan muchos: nada menos que 7 para un molde de 22 cm. Actúan como emulsionantes y cuajantes, uniendo la mezcla. Cuanto más frescos, mejor.

Azúcar

La receta original lleva bastante azúcar (unos 400 g). Su función no solo es endulzar, también ayuda a la caramelización de la superficie en el horno. Puedes ajustar ligeramente la cantidad si prefieres un sabor menos dulce, pero no la elimines.

Nata líquida (crema para batir)

Debe ser de 35% de materia grasa. Es lo que aporta untuosidad y suavidad a la textura. No sustituyas por leche ni nata ligera si quieres el auténtico resultado.

Harina

La receta original apenas lleva un par de cucharadas, y en algunas versiones se elimina por completo. La harina da un poco más de estructura, pero sin ella la textura es más fundente. Ambas opciones son válidas: con harina tendrás una tarta algo más firme, sin ella será casi como una crema horneada.

3. La receta paso a paso (versión tradicional)

A continuación, el procedimiento detallado con trucos en cada etapa.

Ingredientes (para un molde de 22 cm)

  • 1 kg de queso crema
  • 7 huevos grandes
  • 400 g de azúcar
  • 500 ml de nata líquida (35% MG)
  • 30 g de harina de trigo (opcional)

Elaboración

1. Precalentar el horno
Coloca la rejilla en el centro y enciéndelo a 200 °C, calor arriba y abajo.

2. Preparar el molde
Usa un molde desmontable. Forra con papel vegetal, arrugándolo antes con las manos para que se adapte mejor. Deja que sobresalga por arriba: la mezcla es líquida y subirá bastante al hornearse.

3. Batir el queso crema
En un bol grande, coloca el queso crema a temperatura ambiente. Bátelo con varillas eléctricas o manuales hasta que quede suave y sin grumos.

4. Incorporar el azúcar
Añade poco a poco el azúcar, batiendo hasta integrarlo bien. La mezcla debe quedar cremosa.

5. Agregar los huevos
Añade los huevos uno a uno, batiendo tras cada adición para que se integren completamente.

6. Verter la nata líquida
Añade la nata poco a poco mientras bates, hasta que la mezcla sea homogénea.

7. Añadir la harina (opcional)
Tamízala antes para evitar grumos. Mezcla suavemente, sin batir demasiado.

8. Llenar el molde
Vierte la mezcla en el molde preparado. Golpea suavemente sobre la encimera para eliminar burbujas de aire.

9. Hornear
Introduce en el horno y hornea de 45 a 55 minutos. La superficie debe quedar muy dorada, incluso con zonas casi quemadas. El centro debe temblar ligeramente al mover el molde.

10. Enfriar y reposar
Saca del horno, deja enfriar a temperatura ambiente y después mete en la nevera al menos 4 horas, idealmente de un día para otro.

4. Trucos de maestro

  • No bates demasiado: solo lo justo para integrar, así no entra aire y la textura queda cremosa.
  • No tengas miedo al color oscuro: el dorado casi quemado de arriba es lo que da el contraste de sabor caramelizado.
  • Prueba diferentes tiempos: si te gusta más líquida, hornea 40-45 minutos; si prefieres más cuajada, déjala 55-60 minutos.
  • Molde más pequeño: si usas uno de 20 cm en lugar de 22, la tarta quedará más alta y necesitará algo más de tiempo de cocción.

5. Variaciones de la Tarta de La Viña

La receta original es insuperable, pero la creatividad en repostería no tiene límites. Aquí algunas versiones que se han popularizado:

  • Con chocolate blanco: añadir 150 g de chocolate blanco fundido junto con la nata. Resulta más dulce y con notas de vainilla.
  • De café: disolver una cucharada de café instantáneo en la nata antes de añadirla. Aporta un sabor intenso y elegante.
  • Con base de galleta: aunque la receta clásica no lleva base, muchos le añaden una de galletas trituradas con mantequilla.
  • Sin harina (gluten free): simplemente elimina la harina, y tendrás la versión apta para celíacos.
  • Con quesos mezclados: probar con mascarpone, ricotta o incluso un poco de roquefort para un toque gourmet.

6. Formas de servirla

Aunque se puede disfrutar sola, hay muchas formas de presentarla:

  • Con frutos rojos frescos: frambuesas, moras, arándanos, que aportan acidez.
  • Con coulis de frutos del bosque: el contraste ácido-dulce es espectacular.
  • Con helado de vainilla: combinación ganadora en verano.
  • Espolvoreada con azúcar glas: le da un toque más elegante.

7. Conservación y almacenamiento

  • En la nevera, bien tapada, aguanta 3 a 4 días.
  • También se puede congelar en porciones, envuelta en film y después en bolsa hermética. Al descongelar, dejar en la nevera durante varias horas.
  • No la dejes a temperatura ambiente más de 6 horas, porque lleva lácteos y huevos.

8. La Tarta de La Viña en el mundo

En Nueva York, Tokio, Londres, México o Dubái, muchos restaurantes ya la incluyen en sus menús bajo el nombre de “Basque Cheesecake”. Ha sido portada en revistas gastronómicas y hasta copiada por grandes cadenas de cafeterías. Lo curioso es que, pese a su fama internacional, en La Viña sigue preparándose de la misma manera artesanal, con los mismos ingredientes sencillos.

Este fenómeno demuestra que la grandeza de un postre no siempre está en la sofisticación, sino en la honestidad y equilibrio de sabores.

9. Conclusión

La Tarta de Queso de La Viña no es solo una receta: es un emblema de la gastronomía vasca moderna y un ejemplo de cómo algo simple puede conquistar el mundo. Prepararla en casa es un viaje sensorial que mezcla tradición y modernidad, técnica y rusticidad, dulzura y cremosidad.

Ya sea para un cumpleaños, una cena especial o simplemente para darte un capricho, esta tarta siempre triunfa. Y lo mejor: no necesitas ser un repostero experto, solo seguir los pasos con cariño y paciencia.

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