POLLO EN TROZOS CON CREMA POBLANA

1. Introducción al platillo

El pollo en trozos con crema poblana es un platillo que combina lo mejor de la cocina mexicana: la tradición de los chiles poblanos asados, el uso de la crema mexicana para dar suavidad y la versatilidad del pollo, que siempre es bienvenido en la mesa. Esta receta no solo es deliciosa, sino que también representa un puente entre la cocina casera y la alta cocina, pues puede servirse tanto en una comida familiar como en un banquete elegante.

En México, los chiles poblanos tienen un lugar muy especial. Son suaves, de sabor profundo, con un ligero dulzor y un aroma ahumado que se realza cuando se asan. Este chile es la base de grandes recetas como los chiles en nogada o los rajas con crema, y en este caso se transforma en una salsa cremosa que envuelve al pollo en un abrazo lleno de sabor.

El pollo, por su parte, es una de las carnes más consumidas en el país. Al ser económico, accesible y versátil, se presta a innumerables preparaciones: en caldos, guisados, asados, fritos o en salsas. En esta receta, lo cortamos en trozos para que cada pieza quede bañada con la cremosa salsa poblana.

Este platillo es perfecto para acompañarse con arroz blanco, tortillas de maíz hechas a mano, frijoles refritos o una ensalada fresca. Además, combina con bebidas tradicionales como un agua fresca de horchata o incluso un vino blanco seco, si queremos elevarlo a un nivel más gourmet.

2. Ingredientes

Para 4 a 6 personas, necesitarás:

  • 1 pollo entero (aprox. 1.2 kg) cortado en piezas, o 1 kg de muslos y piernas de pollo
  • 4 chiles poblanos grandes
  • 1 taza de crema ácida o crema mexicana (puede ser ligera o entera, según tu preferencia)
  • ½ taza de leche entera (sirve para suavizar la salsa)
  • ½ cebolla blanca mediana
  • 2 dientes de ajo
  • 2 cucharadas de mantequilla
  • 2 cucharadas de aceite vegetal o de oliva
  • ½ taza de granos de elote (frescos, cocidos o de lata) – opcional pero muy recomendable
  • Sal y pimienta negra recién molida, al gusto
  • Queso fresco desmoronado para decorar (opcional)
  • Perejil fresco picado (opcional)

3. Paso a paso

Paso 1: Preparar los chiles poblanos

El primer gran secreto de esta receta está en el tratamiento de los poblanos. Para obtener todo su sabor, deben asarse y pelarse.

  • Colócalos directamente sobre la flama de la estufa, un comal o una parrilla.
  • Voltea hasta que la piel esté completamente negra y tatemada.
  • Mételos en una bolsa de plástico o en un tazón cubierto con un paño húmedo durante 10 minutos. Esto permitirá que suden y sea más fácil retirar la piel.
  • Pela con cuidado, retira las semillas y las venas.

Este proceso intensifica el sabor ahumado y evita que la salsa tenga una textura desagradable.

Paso 2: Licuar la salsa poblana

En la licuadora coloca:

  • Los poblanos ya limpios
  • La crema
  • La leche
  • La cebolla
  • Los ajos
  • Sal y pimienta al gusto

Licúa hasta obtener una salsa tersa y cremosa. Si deseas una salsa más ligera, puedes añadir un poco más de leche.

Paso 3: Dorar el pollo

En una cazuela amplia, calienta el aceite junto con la mantequilla.

  • Agrega los trozos de pollo previamente salpimentados.
  • Dora por todos lados hasta que la piel esté sellada y ligeramente dorada. Esto ayudará a que el pollo conserve sus jugos al cocerse en la salsa.

Paso 4: Integrar la salsa

  • Una vez dorado el pollo, vierte la crema poblana.
  • Agrega los granos de elote (si los usas).
  • Cubre con tapa y cocina a fuego medio-bajo durante 25–30 minutos, o hasta que el pollo esté perfectamente cocido y la salsa se espese.

Paso 5: Servir

Sirve caliente, espolvoreando un poco de queso fresco desmoronado y perejil.

Acompaña con arroz blanco, tortillas y, si quieres, frijoles negros refritos.

4. Consejos y trucos de cocina

  • Salsa más intensa: Si quieres que el sabor del poblano sea más pronunciado, no añadas tanta leche.
  • Toque extra de sabor: Puedes añadir un poco de caldo de pollo casero en lugar de parte de la leche, lo que dará mayor profundidad a la salsa.
  • Textura más fina: Si deseas una salsa aún más suave, puedes colarla después de licuarla.
  • Picante opcional: Aunque los poblanos no son muy picantes, si quieres un toque más fuerte puedes añadir un chile serrano al licuado.

5. Historia y contexto cultural

El chile poblano es originario del estado de Puebla, México. Su nombre se debe precisamente a esa región. Puebla es cuna de algunos de los platillos más emblemáticos del país, como el mole poblano y los chiles en nogada.

El uso de crema con poblanos es también tradicional, pues se encuentran platillos como rajas con crema, que forman parte del día a día de muchas familias mexicanas. El pollo con crema poblana es, en cierto modo, una evolución natural de esta receta: se aprovecha la salsa para hacerla más completa, nutritiva y sustanciosa.

Este guiso es muy representativo de la cocina mestiza, aquella que mezcla ingredientes europeos (como la crema y la leche) con productos autóctonos de América (como el chile poblano, el maíz y el pollo criollo).

6. Variaciones del platillo

  • Pollo deshebrado con crema poblana: Ideal para tacos, enchiladas o para servir sobre tostadas.
  • Pasta con crema poblana y pollo: La misma salsa puede mezclarse con pasta corta (penne, fusilli) para crear un plato fusionado.
  • Vegetariana: Sustituye el pollo por champiñones, calabacitas y granos de elote.
  • Con queso gratinado: Una vez que el pollo esté listo, puedes pasarlo a un refractario, cubrir con queso manchego o Oaxaca y gratinar en el horno.

7. Acompañamientos ideales

  • Arroz blanco al vapor: Su sabor neutro equilibra la intensidad de la salsa.
  • Tortillas de maíz recién hechas: Para disfrutar la salsa hasta la última gota.
  • Frijoles refritos: Aportan proteína vegetal y complementan el platillo.
  • Ensalada fresca: Una mezcla de lechuga, jitomate y aguacate ayuda a balancear la cremosidad.

8. Valor nutricional aproximado (por porción)

  • Calorías: 380 kcal
  • Proteínas: 28 g
  • Grasas: 25 g
  • Carbohidratos: 12 g
  • Fibra: 2 g

Es un platillo alto en proteínas y grasas saludables, perfecto como plato fuerte de una comida completa.

9. Experiencia sensorial

Al probarlo, notarás:

  • Aroma: ahumado y cremoso gracias a los poblanos asados.
  • Sabor: una mezcla equilibrada entre la suavidad de la crema y el ligero dulzor del chile.
  • Textura: el pollo jugoso y tierno se combina con la salsa aterciopelada.
  • Vista: el color verde pálido de la salsa contrasta con el blanco del arroz y el dorado del pollo.

10. Reflexión final

El pollo con crema poblana es más que una receta; es una muestra de la riqueza gastronómica mexicana. Nos recuerda cómo los ingredientes sencillos, cuando se preparan con técnica y amor, se transforman en un platillo digno de celebración.

Es una receta que puedes hacer un domingo familiar, en una comida con invitados o incluso para sorprender a alguien especial. El sabor de los poblanos nunca falla, y combinado con la suavidad de la crema se convierte en una salsa irresistible.

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