ESPINACAS CON HUEVO GRATINADAS
Introducción: Tradición, sencillez y sabor en un solo plato
Las espinacas con huevo gratinadas son uno de esos platos que resumen a la perfección lo que significa la cocina casera: ingredientes simples, preparación fácil y un resultado que reconforta tanto el paladar como el alma.
Este plato, de raíces mediterráneas, combina dos productos modestos pero versátiles —las espinacas y los huevos— con un toque de crema o bechamel y un gratinado de queso que eleva su sabor a un nivel irresistible.
En muchas familias, esta receta ha sido durante generaciones una manera deliciosa de aprovechar las verduras frescas del huerto y aportar proteínas y calcio de manera económica. Hoy, sigue siendo una joya de la cocina del día a día, perfecta para comidas ligeras, cenas reconfortantes o incluso como primer plato en ocasiones especiales.
Ingredientes para 4 personas
Para la base de espinacas:
- 800 g de espinacas frescas (o 500 g si son congeladas)
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- 1 diente de ajo picado fino
- Sal y pimienta al gusto
- Una pizca de nuez moscada (opcional)
Para los huevos y el gratinado:
- 4 huevos grandes
- 100 g de queso rallado (puede ser mozzarella, emmental, gouda o parmesano)
- Mantequilla para engrasar el molde
Para la salsa bechamel (opcional pero deliciosa):
- 30 g de mantequilla
- 30 g de harina de trigo
- 500 ml de leche entera
- Sal, pimienta y nuez moscada al gusto
Paso 1: Preparar las espinacas
El secreto de unas espinacas sabrosas está en su punto justo de cocción: ni demasiado crudas ni recocidas.
- Lava las espinacas frescas bajo agua fría para eliminar restos de tierra.
- Si usas espinacas congeladas, descongélalas y escúrrelas bien.
- Calienta el aceite de oliva en una sartén amplia.
- Añade el ajo picado y sofríelo brevemente hasta que desprenda su aroma.
- Incorpora las espinacas y saltea a fuego medio durante unos 3–4 minutos, hasta que reduzcan su volumen y eliminen parte del agua.
- Añade sal, pimienta y una pizca de nuez moscada.
💡 Consejo: es importante escurrir bien las espinacas antes de montar el plato. El exceso de agua podría aguar el gratinado.
Paso 2: Preparar la salsa bechamel
La bechamel es el toque que da cremosidad y une todos los sabores del plato. Puedes omitirla si prefieres una versión más ligera, pero su textura suave y su sabor delicado hacen que el gratinado sea insuperable.
- En un cazo, derrite la mantequilla a fuego medio.
- Añade la harina y mezcla con una varilla durante 1–2 minutos para formar un roux.
- Incorpora la leche poco a poco sin dejar de remover, evitando grumos.
- Cocina hasta que la salsa espese y tenga una textura cremosa.
- Sazona con sal, pimienta y una pizca de nuez moscada.
💡 Truco: si prefieres una versión más ligera, puedes sustituir la mitad de la leche por caldo de verduras.
Paso 3: Montaje del plato
- Precalienta el horno a 200 °C.
- Engrasa una fuente apta para horno con mantequilla.
- Extiende las espinacas salteadas en el fondo del recipiente, formando una capa uniforme.
- Si usas bechamel, vierte una capa ligera sobre las espinacas para cubrirlas.
- Con el dorso de una cuchara, haz cuatro huecos en las espinacas (uno por huevo).
- Rompe con cuidado los huevos y colócalos dentro de los huecos.
- Cubre con el resto de la bechamel y espolvorea generosamente con queso rallado.
💡 Consejo gourmet: mezcla diferentes tipos de queso para un sabor más complejo (por ejemplo, parmesano para intensidad y mozzarella para cremosidad).
Paso 4: Hornear y gratinar
- Introduce la fuente en el horno precalentado.
- Hornea durante unos 12–15 minutos, hasta que las claras estén cocidas pero las yemas sigan ligeramente cremosas.
- Si quieres un gratinado más dorado, activa el grill los últimos 3–5 minutos.
- Saca la fuente del horno y deja reposar unos minutos antes de servir.
El resultado será un plato visualmente espectacular: el queso fundido con burbujas doradas, la bechamel sedosa y las yemas que, al romperse, se mezclan con las espinacas formando una crema natural.
Paso 5: Servir
Sirve las espinacas con huevo gratinadas directamente en la fuente o en platos individuales de barro.
Acompáñalas con:
- Pan rústico o tostado, para mojar la yema.
- Una ensalada fresca con vinagreta ligera.
- Un vino blanco seco o un rosado afrutado.
Variantes deliciosas
1. Con jamón o panceta
Saltea unos trocitos de jamón serrano o panceta junto con las espinacas para añadir un toque salado y ahumado.
2. Con champiñones
Añade champiñones laminados al salteado. Su sabor terroso combina a la perfección con el huevo.
3. Con ricotta o requesón
Incorpora un poco de ricotta o requesón a las espinacas antes del gratinado para un resultado más suave y cremoso.
4. Versión sin bechamel
Sustituye la bechamel por un chorrito de nata líquida mezclada con queso rallado. Menos trabajo, mismo placer.
5. Con toque picante
Añade una pizca de pimentón o unas gotas de tabasco para un contraste sabroso y moderno.
El arte del huevo perfecto
El punto de cocción del huevo es lo que define la magia de este plato:
- Si te gusta la yema líquida, hornea menos tiempo (10–12 min).
- Si prefieres todo bien cuajado, deja unos minutos más.
- También puedes cocer los huevos previamente (6 min) y colocarlos partidos sobre las espinacas antes del gratinado.
💡 Truco de chef: si quieres un acabado más profesional, separa las claras de las yemas. Hornea primero las claras sobre las espinacas y añade las yemas justo antes del gratinado final. Así quedan jugosas y brillantes.
El queso ideal para gratinar
No todos los quesos se comportan igual al fundirse.
Aquí te dejo una pequeña guía:
| Queso | Sabor | Textura al gratinar |
|---|---|---|
| Mozzarella | Suave, lácteo | Elástica, fundente |
| Emmental | Dulce y avellanado | Dorado uniforme |
| Gruyère | Intenso | Crujiente y aromático |
| Parmesano | Salado y seco | Dorado y crujiente |
| Gouda | Cremoso | Suave y dorado |
Una mezcla equilibrada (por ejemplo, mozzarella + parmesano) ofrece un resultado irresistible.
Conservación
- En nevera: se conserva hasta 2 días tapado con film.
- Para recalentar: usa horno suave (160 °C) o microondas a baja potencia.
- No se recomienda congelar, ya que el huevo puede cambiar de textura.
Valor nutricional aproximado (por porción)
- Calorías: 300 kcal
- Proteínas: 18 g
- Grasas: 22 g
- Hidratos de carbono: 5 g
- Fibra: 3 g
Un plato equilibrado, rico en hierro, calcio, vitaminas A, C, E y proteínas de alta calidad.
Historia y tradición
El matrimonio entre las espinacas y el huevo tiene siglos de historia.
En la cocina española y mediterránea, las verduras de hoja verde se han combinado tradicionalmente con huevo para aprovechar los recursos del campo y mantener una dieta saludable.
En los monasterios y hogares rurales, era común preparar las verduras cocidas con un huevo encima, y con el tiempo, los hornos domésticos permitieron darles ese toque dorado y gratinado tan característico.
En Francia, este plato se conoce como Œufs aux épinards gratinés, una versión elegante y servida en cazuelitas individuales, muy popular en los bistrot parisinos.
Maridaje perfecto
El equilibrio entre la cremosidad del queso y el frescor vegetal de las espinacas permite combinarlo con vinos suaves y aromáticos:
- Vino blanco seco: Sauvignon Blanc o Verdejo.
- Rosado afrutado: Tempranillo joven o Grenache rosé.
- Tinto ligero: Pinot Noir o Mencía, servidos frescos.
Si prefieres algo sin alcohol, acompaña con agua con gas y rodajas de limón o un té verde frío.
Inspiración y presentación
Para una mesa elegante o una cena especial, puedes servir las espinacas con huevo gratinadas de las siguientes formas:
- En ramequines individuales: una presentación delicada y fácil de servir.
- En cazuelas de barro: para un estilo rústico y tradicional.
- Con topping extra: añade un poco de pan rallado con mantequilla y ajo picado antes del gratinado.
- Decoración verde: termina con hojas pequeñas de espinaca fresca o perejil picado.
Versión vegetariana y saludable
Esta receta ya es naturalmente vegetariana, pero puedes hacerla aún más ligera:
- Sustituye la bechamel por yogur natural mezclado con queso rallado y un chorrito de aceite de oliva.
- Usa queso bajo en grasa o tipo cottage.
- Añade semillas de sésamo o girasol para aportar proteínas vegetales y textura crujiente.
Trucos finales del chef
- Usa espinacas frescas tiernas si es posible; su sabor es más delicado.
- Escurre siempre las espinacas para evitar exceso de líquido.
- No gratines demasiado tiempo: el queso debe dorarse, no endurecerse.
- Si te gusta el sabor rústico, añade una pizca de pan rallado con mantequilla al final.
- Sirve inmediatamente para disfrutar del contraste entre el interior cremoso y el gratinado caliente.
Inspiración mediterránea
Las espinacas con huevo gratinadas encarnan el espíritu mediterráneo: comida saludable, equilibrada y llena de sabor natural.
Es un plato que se disfruta sin prisas, acompañado de pan, vino y buena conversación.
Su versatilidad permite servirlo tanto como entrante, plato principal o cena ligera. Y lo mejor: combina nutrición, elegancia y ese sabor casero que nunca pasa de moda.
Conclusión: Un clásico que nunca falla
Las Espinacas con Huevo Gratinadas son una joya sencilla pero sublime.
Cada bocado reúne lo mejor de la cocina tradicional: el aroma del ajo y el aceite, la suavidad del huevo, la cremosidad del queso y el frescor de las espinacas.
Es un plato que reconforta, que recuerda a los almuerzos familiares, al calor del horno y al sabor auténtico de la cocina hecha con cariño.
No necesita ingredientes caros ni técnicas complicadas; solo un poco de tiempo y amor por los sabores honestos.
