Croquetas de Jamón
Introducción
Si existe un bocado capaz de despertar recuerdos familiares, reuniones con amigos y tardes de bar con cañas y tapas, sin duda son las croquetas de jamón. Ese pequeño cilindro dorado, crujiente por fuera y suave, casi cremoso por dentro, representa la esencia de la cocina española: sencillez, tradición y sabor en cada mordisco.
Las croquetas no solo son un plato, sino una institución gastronómica. Están presentes en bares, restaurantes de alta cocina, fiestas familiares y, por supuesto, en los hogares donde las abuelas y madres han perfeccionado su arte a lo largo de generaciones. De entre todas sus variantes —pollo, bacalao, setas, queso— las de jamón son las más populares, las más pedidas y, para muchos, las más irresistibles.
En este extenso recorrido aprenderemos no solo a cocinarlas, sino también a entender su historia, secretos de preparación, errores comunes, variantes modernas y el porqué de su éxito universal.
El origen de las croquetas
La croqueta es un invento francés. La palabra proviene de croquer, que significa “crujir”. Su primera aparición documentada en Europa se remonta al siglo XVIII, en los banquetes de la nobleza francesa, donde se servían como delicadeza con rellenos finos y presentaciones sofisticadas.
En España, sin embargo, la croqueta se convirtió en un plato democrático, popular y casero. Llegó de la mano de cocineros franceses en la corte y poco a poco se adaptó al gusto español. Aquí encontró su mejor versión: aprovechar sobras de guisos, carnes o pescado y darles una nueva vida envueltas en bechamel y pan rallado.
La croqueta española es distinta de la francesa: más cremosa, más generosa y siempre pensada para compartir. Entre todas las variantes, la de jamón serrano se consolidó como la reina, gracias al carácter intenso y salado del embutido más emblemático de España.
El jamón serrano: protagonista absoluto
Hablar de croquetas de jamón es hablar del jamón serrano, una de las joyas de la gastronomía española. Su sabor umami, su aroma característico y su textura hacen que cada croqueta tenga personalidad propia.
En la receta tradicional se utiliza jamón curado de buena calidad, picado muy fino para que se reparta de manera uniforme en la masa. Algunas familias incluso guardan los recortes o trocitos de jamón de otras comidas especialmente para preparar croquetas, demostrando que este plato también es un ejemplo de aprovechamiento y respeto por los ingredientes.
Ingredientes esenciales de las croquetas de jamón
Para unas croquetas perfectas, cada ingrediente cumple un papel fundamental:
- Jamón serrano: protagonista indiscutible. Su intensidad aporta el carácter al relleno.
- Harina: base de la bechamel, responsable de espesar.
- Mantequilla y aceite de oliva: combinados, aportan sabor y suavidad.
- Leche entera: elemento líquido que convierte la harina en una masa cremosa.
- Cebolla (opcional): da un punto de dulzor y equilibra la salinidad del jamón.
- Huevo y pan rallado: encargados de crear la capa crujiente en la fritura.
- Nuez moscada y pimienta blanca: especias tradicionales para aromatizar la bechamel.
Receta clásica de croquetas de jamón
Ingredientes (para unas 20 croquetas medianas):
- 100 g de jamón serrano (picado muy fino)
- 50 g de mantequilla
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- 100 g de harina de trigo
- 1 litro de leche entera (caliente)
- ½ cebolla (opcional, muy picada)
- ½ cucharadita de nuez moscada rallada
- Pimienta blanca molida al gusto
- Sal (ajustar con cuidado, el jamón ya aporta bastante)
Para el rebozado:
- 2 huevos batidos
- Pan rallado
- Harina para enharinar las manos
Para la fritura:
- Aceite abundante (oliva suave o girasol)
Preparación paso a paso
1. Elaborar la masa (bechamel de jamón)
- Calentar la mantequilla junto con el aceite en una sartén amplia.
- Sofreír la cebolla hasta que esté transparente.
- Añadir la harina y remover bien, cocinándola unos minutos para eliminar el sabor crudo.
- Incorporar la leche caliente poco a poco, sin dejar de batir con varillas.
- Añadir el jamón picado, la nuez moscada y la pimienta.
- Cocinar a fuego medio, removiendo, hasta obtener una masa espesa que se despegue de las paredes.
2. Reposar la masa
- Pasar la masa a una fuente amplia y cubrir con film transparente pegado a la superficie para evitar costra.
- Dejar enfriar y reposar al menos 4 horas en la nevera (ideal toda la noche).
3. Dar forma y rebozar
- Con ayuda de dos cucharas o con las manos enharinadas, formar croquetas cilíndricas o redondas.
- Pasarlas por huevo batido y pan rallado.
- Para un rebozado más crujiente, repetir el proceso (doble capa).
4. Freír
- Calentar abundante aceite a unos 175 °C.
- Freír las croquetas en tandas pequeñas para que no se enfríe el aceite.
- Girarlas hasta dorar uniformemente.
- Escurrir sobre papel absorbente y servir calientes.
Trucos de abuela para croquetas perfectas
- Masa muy fría: facilita dar forma y evita que se abran al freír.
- Rebozado doble: asegura una capa más crujiente y resistente.
- No sobrecargar la sartén: si se fríen muchas a la vez, el aceite baja de temperatura.
- Leche caliente: evita grumos en la bechamel.
- Mover sin parar: la paciencia es la clave para una bechamel sedosa.
Errores comunes y cómo evitarlos
- Masa líquida: falta de cocción de la harina o exceso de leche.
- Croquetas abiertas: aceite frío o masa poco compacta.
- Exceso de sal: no tener en cuenta que el jamón ya aporta bastante.
- Rebozado blando: no dejar enfriar la masa lo suficiente antes de rebozar.
Variantes de las croquetas de jamón
Aunque las de jamón son las más clásicas, existen muchísimas versiones que se preparan según la región o el gusto personal:
- Croquetas de jamón ibérico: con jamón de bellota, sabor más intenso.
- Croquetas de jamón y queso: añadiendo queso manchego o parmesano rallado a la masa.
- Croquetas de jamón y setas: mezcla deliciosa con champiñones o boletus.
- Croquetas sin gluten: sustituyendo la harina por harina de maíz o arroz.
- Croquetas light: hechas al horno en lugar de fritas.
- Croquetas líquidas (vanguardia): popularizadas por Ferran Adrià en El Bulli, con un interior aún más cremoso.
Croquetas de jamón en la cultura popular
Las croquetas no son solo un plato: son parte del ADN cultural español. Aparecen en tertulias, en tapas de bares, en celebraciones familiares e incluso en competiciones gastronómicas.
Cada familia presume de “las croquetas de la abuela” como las mejores, y rara vez hay consenso sobre cuál es la receta definitiva. Esto demuestra que las croquetas no son solo comida, sino también emoción y memoria.
Presentaciones modernas
En la alta cocina, las croquetas han trascendido su carácter casero:
- Servidas en miniatura como aperitivo gourmet.
- Croquetas líquidas que explotan en boca.
- Con rebozados distintos: panko japonés, semillas de sésamo o cereales triturados.
- Presentadas en cucharitas individuales con salsas para mojar.
Acompañamientos ideales
- Bebidas: cerveza, vino tinto joven o un fino de Jerez.
- Salsas: alioli suave, mayonesa de ajo asado o mostaza con miel.
- Guarniciones: ensalada fresca, patatas fritas o pan rústico.
Valor nutricional
Aunque son un plato contundente, las croquetas de jamón aportan proteínas, calcio (por la leche), y energía. Sin embargo, su contenido calórico y graso es elevado por la fritura, por lo que conviene disfrutarlas con moderación.
Croquetas en fiestas y celebraciones
En muchas familias españolas, preparar croquetas es casi un ritual colectivo. Se cocina una gran cantidad de masa, se da forma entre varios y se congelan para tener siempre listas. Esto convierte a la croqueta en un plato práctico y festivo, siempre presente en cumpleaños, reuniones y Navidades.
Conclusión
Las croquetas de jamón son mucho más que una receta: son tradición, cultura y sabor en estado puro. Desde su origen en la corte francesa hasta su arraigo en los hogares españoles, han evolucionado hasta convertirse en símbolo de la gastronomía popular.
Su magia reside en la sencillez: harina, leche, jamón y pan rallado. Pero en esos pocos ingredientes se esconde todo un arte: la paciencia de remover la bechamel, el cuidado al rebozar, la precisión en la fritura y, sobre todo, el cariño con que se hacen.
Ya sea en la barra de un bar con una caña, en la mesa de casa con la familia o en un restaurante de estrella Michelin, las croquetas de jamón siempre provocan una sonrisa. Porque más allá de su sabor, representan algo mucho más importante: la cocina que une, que alimenta y que nos hace felices.
