Croquetas de Calabacita

Las croquetas de calabacita son una de esas recetas que enamoran desde el primer bocado. Su textura cremosa, el delicado sabor del calabacín y el toque dorado del empanizado hacen de ellas una delicia irresistible, perfecta para servir como aperitivo, entrante o cena ligera.

Son una alternativa más saludable y ligera a las tradicionales croquetas de jamón o pollo, pero igual de sabrosas y reconfortantes. Y lo mejor: ¡son una excelente forma de incorporar verduras de manera creativa y deliciosa!

Un poco de historia

El origen de las croquetas se remonta a Francia. El término croquette proviene del verbo croquer, que significa “crujir”. Estas pequeñas delicias nacieron en las cocinas aristocráticas francesas del siglo XVIII, donde los cocineros aprovechaban restos de carne o pescado para elaborar una masa ligada con bechamel, que luego se empanizaba y freía.

Con el tiempo, las croquetas se extendieron por toda Europa, y en España y América Latina se convirtieron en una tradición familiar. Cada región adoptó sus propias versiones: croquetas de jamón, de pollo, de queso, de bacalao… y, más recientemente, las versiones vegetarianas, como estas croquetas de calabacita, que son un ejemplo perfecto de cómo la cocina evoluciona sin perder su esencia.

Ingredientes (para 4 personas) Base de la croqueta:

  • 2 calabacitas medianas (aprox. 400 g)
  • 1/2 cebolla picada finamente
  • 1 diente de ajo picado
  • 2 cucharadas de aceite de oliva o mantequilla
  • Sal y pimienta al gusto
  • Nuez moscada (opcional, una pizca)

Para la bechamel:

  • 2 cucharadas de mantequilla
  • 3 cucharadas de harina de trigo
  • 400 ml de leche entera (puede ser vegetal si deseas versión sin lácteos)
  • Sal, pimienta y nuez moscada al gusto

Para darle cremosidad:

  • 50 g de queso rallado (emmental, mozzarella o queso crema) – opcional pero muy recomendable

Para empanizar:

  • 2 huevos batidos
  • 1 taza de pan rallado (puede ser panko para extra crujiente)
  • 1/2 taza de harina

Para freír:

  • Aceite de girasol o aceite de oliva suave

Preparación paso a paso

Paso 1: Preparar las calabacitas

  1. Lava bien las calabacitas y sécalas con un paño.
  2. Córtalas en cubitos pequeños o rállalas gruesas si prefieres una textura más fina.
  3. En una sartén grande, calienta 2 cucharadas de aceite de oliva o mantequilla.
  4. Añade la cebolla y el ajo picados, y sofríelos hasta que estén transparentes y fragantes.
  5. Incorpora las calabacitas y cocina a fuego medio durante 6-8 minutos, hasta que suelten el agua y se ablanden.
  6. Sazona con sal, pimienta y, si te gusta, una pizca de nuez moscada.

👉 Truco: No tapes la sartén, así el agua se evaporará y no dejará la mezcla aguada.

Paso 2: Hacer la bechamel

La bechamel es el corazón de toda croqueta. Debe quedar espesa, suave y sin grumos.

  1. En otra olla, derrite la mantequilla.
  2. Agrega la harina y mezcla bien durante 2 minutos a fuego medio (esto se llama “roux”). No dejes que se queme.
  3. Añade la leche poco a poco, sin dejar de batir con varillas, hasta obtener una crema espesa.
  4. Sazona con sal, pimienta y una pizca de nuez moscada.
  5. Cocina hasta que la mezcla se despegue de las paredes de la olla.

👉 Truco del chef: Si la bechamel queda con grumos, puedes pasarla por una licuadora o batidora de mano.

Paso 3: Incorporar las calabacitas

  1. Agrega las calabacitas cocidas (bien escurridas) a la bechamel.
  2. Mezcla hasta integrar perfectamente.
  3. Si deseas una textura más cremosa, añade el queso rallado o una cucharada de queso crema.
  4. Cocina 2-3 minutos más hasta que la mezcla espese.

Debe quedar una masa densa, firme, que puedas manejar con una cuchara. Si está muy líquida, cocina unos minutos adicionales para evaporar el exceso de humedad.

Paso 4: Reposar la masa

  1. Coloca la mezcla en un recipiente hondo.
  2. Cubre con film transparente tocando la superficie (para evitar que se forme una costra).
  3. Refrigera durante al menos 2 horas, o mejor, toda la noche.

👉 Importante: Este paso es esencial para poder formar las croquetas fácilmente.

Paso 5: Formar las croquetas

  1. Saca la masa fría del refrigerador.
  2. Con ayuda de dos cucharas o con las manos, forma pequeñas porciones (pueden ser alargadas o redondas).
  3. Pásalas primero por harina, luego por huevo batido, y finalmente por pan rallado.
  4. Colócalas en una bandeja y déjalas reposar 15 minutos antes de freír.

👉 Truco extra: Si las pasas dos veces por pan rallado, quedarán aún más crujientes.

Paso 6: Freír o cocinar al horno

Opción 1: Freír

  1. Calienta abundante aceite (170-180 °C).
  2. Fríe las croquetas por tandas, sin amontonarlas, hasta que estén doradas.
  3. Escúrrelas sobre papel absorbente.

Opción 2: Horno o freidora de aire

  • Pinta las croquetas con un poco de aceite y hornéalas a 200 °C durante 20 minutos (dándoles la vuelta a la mitad del tiempo).
  • En freidora de aire, cocina 10-12 minutos a 190 °C.

👉 Ventaja: Menos grasa, mismas sensaciones.

Paso 7: Servir

Sírvelas calientes, recién hechas, con alguna salsa para acompañar:

  • Alioli casero
  • Mayonesa de limón y perejil
  • Salsa de yogur con ajo
  • Salsa picante o tártara

Unas hojitas de perejil fresco o ralladura de limón por encima dan un toque fresco espectacular.

Consejos para unas croquetas perfectas

  1. Masa firme: la clave está en una bechamel bien cocida. Si queda líquida, las croquetas se desharán.
  2. Frío absoluto: la masa debe reposar y estar fría antes de formar las croquetas.
  3. Empanizado doble: más textura y resistencia al freír.
  4. Aceite caliente: si está templado, las croquetas absorberán grasa.
  5. Evita moverlas mucho: déjalas dorar bien antes de dar la vuelta.

Variantes deliciosas

1. Croquetas de calabacita y queso

Agrega 80 g de queso rallado (cheddar o manchego) a la masa. El sabor es más intenso y la textura aún más cremosa.

2. Croquetas de calabacita y zanahoria

Ralla una zanahoria y sofríela junto con la calabacita. Le da color, dulzura y valor nutritivo.

3. Croquetas de calabacita y espinacas

Perfectas para quienes aman las verduras. Añade espinacas frescas picadas, bien escurridas, a la mezcla.

4. Croquetas de calabacita y pollo

Ideal para niños. Añade pechuga de pollo cocida y desmenuzada a la masa.

5. Croquetas de calabacita y atún

Una opción marina, fácil y económica. Usa una lata de atún escurrida y mézclala con la bechamel.

Acompañamientos sugeridos

  • Ensalada verde con vinagreta de limón
  • Puré de patatas cremoso
  • Arroz blanco o integral
  • Pan crujiente o baguette
  • Gazpacho o sopa fría en verano

Secretos del éxito

  • Usa leche entera o leche evaporada para una textura más rica.
  • No te apresures al cocinar la bechamel: el tiempo es lo que le da cuerpo.
  • Las calabacitas deben estar bien escurridas: su exceso de agua puede estropear la consistencia.
  • Si las haces para niños, añade un poco de queso crema: suaviza el sabor vegetal y las hace irresistibles.
  • Puedes congelarlas crudas y freírlas directamente sin descongelar.

Cómo congelar croquetas de calabacita

  1. Coloca las croquetas empanizadas (sin freír) sobre una bandeja.
  2. Mételas al congelador 2-3 horas hasta que se endurezcan.
  3. Guárdalas en bolsas herméticas.
  4. Duran hasta 3 meses.

👉 Para freírlas, no las descongeles: así conservarán su forma.

Valor nutricional aproximado (por 4 croquetas)

  • Calorías: 240 kcal
  • Proteínas: 6 g
  • Grasas: 12 g
  • Carbohidratos: 25 g
  • Fibra: 2 g

Es un plato equilibrado, que puede formar parte de una dieta saludable, especialmente si las cocinas al horno o en freidora de aire.

El encanto de la calabacita

La calabacita o calabacín es una verdura tierna, ligera y muy versátil. Rica en agua, fibra y minerales, aporta frescura y suavidad a cualquier plato. Su sabor neutro la convierte en una base ideal para combinar con queso, hierbas, ajo o cebolla.

En las croquetas, actúa como un ingrediente mágico: da humedad y textura sin necesidad de usar demasiada grasa. Además, permite que el sabor del rebozado y la bechamel brille sin dominar.

Versión gourmet

Si quieres llevar esta receta a un nivel de restaurante, prueba lo siguiente:

  • Usa bechamel trufada (añade unas gotas de aceite de trufa).
  • Rellena el centro de cada croqueta con un trocito de queso brie o gorgonzola.
  • Sirve con una reducción de balsámico o una crema de pimientos asados.

El contraste entre el exterior crujiente, el interior fundente y el toque dulce del acompañamiento es espectacular.

Toques de sabor extra

  • Añade perejil fresco picado o albahaca a la mezcla.
  • Sustituye parte de la leche por caldo de verduras casero.
  • Agrega limón rallado para un toque fresco.
  • Usa pan rallado aromatizado con ajo o hierbas provenzales.

Presentación y emplatado

Sirve las croquetas sobre una base de lechuga o brotes tiernos, con una rodajita de limón al lado y una salsa para mojar en un cuenco pequeño.

También puedes presentarlas en formato mini como tapas o pinchos para una cena informal, o junto a un puré cremoso para un plato más completo.

Curiosidades

  • En muchas cocinas españolas y latinoamericanas, las croquetas son una forma de aprovechar sobras. Aquí, la calabacita transforma un vegetal humilde en algo digno de restaurante.
  • En Francia, las versiones de verduras se sirven en menús vegetarianos desde los años 80.
  • En México, la “calabacita” es protagonista de guisos tradicionales, y las croquetas se han popularizado como una versión moderna de esos platos de huerto.

Maridaje

  • Vino blanco joven o rosado fresco.
  • Cerveza artesanal rubia o de trigo.
  • Agua con gas y limón, si prefieres algo sin alcohol.

El objetivo es acompañar sin dominar el sabor suave del calabacín.

Tiempo total

  • Preparación: 20 minutos
  • Cocción: 30 minutos
  • Reposo: 2 horas
  • Total: 2 horas 50 minutos (pero vale cada minuto 😋)

Consejos de la abuela

“No hay croqueta mala, solo masa mal hecha.”

La abuela tiene razón: el truco está en la paciencia. Cocinar la bechamel despacio, dejarla reposar, formar las croquetas con cariño y freírlas a temperatura justa.

Y sobre todo: hacerlas con amor, porque se nota en el resultado.

Conclusión

Las Croquetas de Calabacita son una prueba perfecta de que lo sencillo puede ser extraordinario.
Crujientes, suaves, ligeras y llenas de sabor natural, conquistan a quien las prueba.

Ya sea como tapa, como cena, o como forma de hacer que los niños coman verdura sin protestar, estas croquetas son una receta para guardar y repetir.

Cuando las sirvas recién hechas, con ese aroma a pan dorado y la suavidad que se deshace en la boca, entenderás por qué son una pequeña joya de la cocina casera.

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