Bollos Rellenos de Crema de Requesón

Hay aromas que tienen el poder de transportarnos a la infancia. El del pan recién horneado, mezclado con un toque de vainilla y mantequilla, es sin duda uno de ellos. Si además se combina con una crema suave y ligeramente dulce de requesón, el resultado es un postre que acaricia los sentidos: los bollos rellenos de crema de requesón.

Este dulce tradicional, que combina la textura ligera del pan con la cremosidad del queso, es una joya que nunca pasa de moda. En muchos países europeos, especialmente en Europa del Este, estos bollos son un símbolo de la repostería casera. Se preparan para celebraciones familiares, meriendas o como un gesto de cariño hacia los seres queridos.

Hoy te enseñaré a prepararlos paso a paso, desde la masa esponjosa hasta el relleno aterciopelado, con todos los trucos que garantizan un resultado perfecto. No necesitas ser un experto en panadería: solo ganas, paciencia y amor por la cocina.

El encanto de un bollo casero

En una época donde abundan los productos industriales, hay algo profundamente reconfortante en elaborar pan o bollería en casa. Amasar es casi terapéutico: sientes la textura de la masa, el calor de tus manos activando la levadura, el aroma de la mantequilla envolviendo la cocina…

Hacer bollos rellenos de crema de requesón es una experiencia que combina técnica y emoción. La masa se prepara con ingredientes básicos: harina, huevos, leche, mantequilla y levadura. El relleno, con requesón suave, azúcar, y un toque de vainilla o limón, aporta ese equilibrio entre lo dulce y lo fresco que los hace tan adictivos.

Y lo mejor: pueden disfrutarse tanto calientes como fríos. Recién salidos del horno son un lujo, pero al día siguiente, ligeramente calentados, siguen siendo una delicia.

Ingredientes necesarios

Para la masa

  • 500 g de harina de trigo (de fuerza o panadera)
  • 10 g de levadura seca de panadería (o 25 g de levadura fresca)
  • 100 g de azúcar
  • 1 pizca de sal
  • 2 huevos medianos
  • 250 ml de leche tibia
  • 80 g de mantequilla sin sal (blanda, a temperatura ambiente)
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla o ralladura de limón

Para el relleno de crema de requesón

  • 300 g de requesón o queso ricotta escurrido
  • 80 g de azúcar
  • 1 yema de huevo
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla
  • 1 cucharadita de ralladura de limón (opcional)
  • 1 cucharada de maicena (para espesar)

Para el acabado

  • 1 huevo batido (para pincelar)
  • 1 cucharada de leche (para diluir el huevo)
  • Mantequilla derretida (opcional)
  • Azúcar glas para espolvorear

Tiempos aproximados

  • Preparación de la masa: 30 minutos
  • Leudado (1º reposo): 1 hora
  • Formado de los bollos: 15 minutos
  • Leudado (2º reposo): 30 minutos
  • Horneado: 20 minutos
  • Enfriado y presentación: 15 minutos

⏰ Tiempo total: unas 2 horas y media, de las cuales la mayoría es de reposo.

Paso a paso detallado

1. Activar la levadura

Coloca en un cuenco 100 ml de leche tibia (no caliente), una cucharada de azúcar y la levadura seca. Remueve y deja reposar 10 minutos. La mezcla se volverá espumosa, señal de que la levadura está activa.

⚠️ Si no se forma espuma, la levadura está vieja y no servirá: usa un nuevo sobre.

Este paso, aunque breve, marca la diferencia entre una masa ligera y una compacta.

2. Preparar la masa base

En un bol grande (o en el recipiente de una batidora con gancho), pon la harina tamizada, el azúcar restante y la sal. Haz un hueco en el centro y añade los huevos, la vainilla, la leche con la levadura y el resto de la leche tibia.

Empieza mezclando con una cuchara o espátula desde el centro hacia los bordes, hasta que la masa empiece a tomar cuerpo. Luego añade la mantequilla blanda poco a poco, amasando para que se integre completamente.

Cuando la masa esté uniforme, pásala a una superficie ligeramente enharinada y amasa entre 8 y 10 minutos. Debe quedar elástica, lisa y ligeramente húmeda, pero no pegajosa.

Si usas batidora, bastarán unos 6 minutos de amasado.

🧡 Consejo: no añadas más harina de la necesaria. La masa debe ser suave; el exceso de harina la vuelve dura.

3. Primer levado

Coloca la masa en un bol ligeramente aceitado, cúbrela con film o un paño húmedo y déjala reposar en un lugar cálido durante 1 hora, o hasta que duplique su tamaño.

Este es el momento en que la magia sucede: la levadura crea burbujas de aire que harán que tus bollos sean livianos y esponjosos.

Mientras tanto, puedes preparar el relleno.

4. Relleno de crema de requesón

En un bol mezcla el requesón escurrido, el azúcar, la yema de huevo, la vainilla y la ralladura de limón. Agrega la maicena y remueve bien hasta que la mezcla quede cremosa y sin grumos.

La maicena ayuda a espesar la crema, evitando que se escurra durante el horneado.

💡 Si prefieres una textura aún más lisa, pasa el requesón por una batidora o procesador.

Guarda la mezcla en la nevera hasta el momento de rellenar.

5. Formar los bollos

Cuando la masa haya levado, pásala a una superficie enharinada y presiónala suavemente para eliminar el exceso de aire.

Divídela en 12 porciones iguales (de unos 70-75 g cada una). Forma bolitas lisas y cúbrelas con un paño mientras trabajas.

Toma una bolita, aplánala con la palma de la mano formando un círculo de unos 10 cm. Coloca una cucharada de la crema de requesón en el centro. Luego cierra los bordes hacia el centro, sellando bien para que el relleno no se escape.

Coloca los bollos con el cierre hacia abajo en una bandeja forrada con papel de horno.

6. Segundo levado

Cubre los bollos con un paño y deja reposar 30-40 minutos. Este segundo levado permitirá que la miga quede aún más tierna y ligera.

Mientras tanto, precalienta el horno a 180 °C (calor arriba y abajo).

7. Hornear

Pincela los bollos con huevo batido con un chorrito de leche para darles un color dorado uniforme.

Hornea en el centro del horno durante 18 a 22 minutos, o hasta que estén dorados y al golpear la base suenen huecos.

Al sacarlos, puedes pincelarlos con mantequilla derretida para mantenerlos húmedos y aromáticos.

Déjalos enfriar sobre una rejilla.

8. Decorar

Una vez fríos, espolvorea con azúcar glas. Si quieres un acabado más dulce, mezcla azúcar glas con unas gotas de leche y unas gotas de vainilla para crear un glaseado ligero, y rocía sobre la superficie.

También puedes añadir un toque de mermelada en el centro de cada bollo antes de hornear, para una versión tipo “kolache”.

Trucos para un resultado perfecto

  1. El secreto está en el amasado: una masa bien trabajada desarrolla el gluten necesario para retener el aire de la fermentación.
  2. La temperatura de los ingredientes: todo debe estar a temperatura ambiente. Si la leche o los huevos están fríos, la levadura trabajará más lento.
  3. Requesón escurrido: si el queso tiene exceso de suero, el relleno se volverá líquido y podría abrir los bollos.
  4. Paciencia: los tiempos de levado son orientativos. Deja que la masa leve hasta duplicar el volumen, no te guíes solo por el reloj.
  5. El horneado: cada horno es distinto. Si ves que los bollos se doran demasiado rápido, cúbrelos con papel aluminio los últimos minutos.

Variaciones irresistibles

1. Bollos de requesón y chocolate

Añade 2 cucharadas de cacao al relleno o mezcla chips de chocolate con el queso. Una versión moderna y deliciosa.

2. Con frutas

Coloca una cucharadita de mermelada (de fresa, albaricoque o arándanos) sobre el relleno antes de cerrar el bollo.

3. Con limón y coco

Agrega coco rallado a la masa y un poco de jugo de limón al relleno. Obtendrás un aroma tropical exquisito.

4. Relleno de requesón y miel

Sustituye el azúcar por miel. El sabor resultante es más suave y natural.

5. Versión salada

Elimina el azúcar de la masa y mezcla el requesón con hierbas frescas, pimienta y un toque de ajo. Perfectos para acompañar sopas o ensaladas.

Cómo disfrutarlos

Estos bollos son ideales para desayunos de domingo, meriendas familiares o como tentempié de media tarde.

Pruébalos con:

  • Café con leche o cappuccino.
  • Té negro con limón o menta.
  • Un vaso de leche fría o un batido de vainilla.

También combinan muy bien con un toque de miel, compota de frutas o mantequilla casera.

Origen e historia del requesón en la repostería

El requesón, también conocido como ricotta o queso fresco, tiene siglos de historia. En la antigua Roma ya se preparaban dulces con ricotta, miel y harina. Con el tiempo, su uso se extendió por Europa, especialmente en regiones donde la leche era abundante.

En la Europa del Este, las familias campesinas elaboraban pan dulce relleno con requesón para celebrar festividades religiosas o bodas. En Rusia se conocen como vatrushki, en Polonia drożdżówki, y en Hungría túrós batyu. Todos comparten la misma esencia: una masa fermentada suave y un relleno de queso dulce.

Esta tradición cruzó fronteras y hoy forma parte del repertorio de muchas cocinas del mundo. En la actualidad, los bollos rellenos de requesón son sinónimo de hogar, sencillez y sabor auténtico.

Conservación y almacenamiento

  • A temperatura ambiente: hasta 2 días en recipiente hermético.
  • En refrigerador: hasta 5 días. Calienta ligeramente antes de servir.
  • Congelados: duran 2 meses. Déjalos descongelar a temperatura ambiente y caliéntalos unos minutos en horno o microondas.

Para mantener su frescura, evita guardarlos en la nevera sin envolver: el frío directo endurece la masa.

Consejito extra: el toque del panadero

Un secreto que usan los pasteleros profesionales: antes de hornear, deja que los bollos reposen 10 minutos a temperatura ambiente una vez pincelados con huevo. Ese breve descanso ayuda a que el huevo se asiente y el dorado sea más uniforme.

También puedes colocar una bandeja con un poco de agua en la base del horno. El vapor ayuda a que los bollos se inflen mejor y queden más tiernos.

Conclusión: un postre que conquista

Preparar estos bollos rellenos de crema de requesón es una experiencia culinaria completa: desde el amasado hasta el momento en que salen dorados del horno. Cada paso tiene su recompensa: la textura esponjosa, el aroma a mantequilla, la dulzura equilibrada del relleno y esa sensación de estar disfrutando algo verdaderamente hecho con amor.

Son perfectos para cualquier ocasión: desayunos especiales, meriendas familiares, postres de domingo o para sorprender a alguien querido.

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